Cristina es una chica de 17 años que vive en Madrid con sus padres, es una chica dulce, amable y simpática hasta que sus padres se separan y tiene que vivir solo con su padre, en ese momento Cristina se vuelve mezquina, antipática, egocéntrica, pero su vida dará un giro que nadie se esperaba, la muerte de su padre cambia por completo su vida ¿quieres descubrir que le pasará en su nueva vida?

martes, 31 de julio de 2012

Capitulo 4

Subí por las escaleras y entré a mi cuarto. Me senté en mi cama, no tenía nada que hacer, miré a mi alrededor, vi mi maleta tirada en el suelo debajo de una pila de ropa, daba una mala imagen a la habitación, así que me levanté de la cama dispuesta a ordenar mi ropa y meterla en el armario, cuando escuche una preciosa melodía dentro de la casa, era una guitarra acompañada por una preciosa voz masculina, tenía que ser Lucas, estaba segura, por lo que me levanté y me dirigí hacia su habitación. Abrí la puerta cautelosamente y me lo encontré tirado en la cama, con los ojos cerrados y expresión tranquila, con una guitarra en sus manos, en cuanto se dio cuenta de que había entrado en su habitación me miró con expresión interrogativa.

-Tocas la guitarra...
-Si...

Genial, silencio incómodo, de los que a mi me gustan - ironicé en mis pensamientos.

-¿Me enseñas? - pregunté inocentemente
-Ni de coña - me contestó sonriendo, lo que hizo que me enfadara
-¿Por qué? ¡vamos, enséñame!
-No me puedes obligar a hacerlo
-¡Si puedo!
-No puedes, eres una niña malcriada que siempre ha conseguido lo que quería, pero no vas a conseguir esto
-¡Que me enseñes! - dije dando una pequeña patada en el suelo y cruzándome de brazos como una niña pequeña.
-¿Qué tienes, cinco años?
-Cuatro - contesté sonriendo y sentándome en la cama con él.
-Pues la niña de cuatro años no va a conseguir una clase de guitarra.
-¿Pero por qué no? - pregunté acercándome más a él, iba a conseguir que me ensañara a tocar costara lo que costase.
-Porque no, Cris - contestó un poco incómodo - porque eres muy borde
-Bueno... así soy yo - dije acariciándole el pelo - ¿Tienes novia? - pregunté cambiando de tema bruscamente, Lucas era un hombre, me sería fácil convencerle de lo que fuera, pero si tenía novia prefería no meterme.
-No... - susurró
-¿Cuántas has tenido? - le interrogué mientras seguía paseando mi mano por su sedoso pelo y me acercaba todavía más a él.
-Ninguna
-¿Ninguna? - pregunté alzando mi voz - ¿entonces nunca has dado tu primer beso? - negó con la cabeza avergonzado, se estaba empezando a poner colorado, lo que hacía que fuera aún más tierno y apetecible. - entonces ya de sexo ni hablamos ¿no? - dije riendo - bueno... eso podemos arreglarlo ¿no crees?

Me acerqué lentamente a él mirándole a los ojos mientras posaba mi mano en su pecho, junté nuestras narices, y subí mi mano hacia su cuello, el que empecé a acariciar lentamente, acerqué nuestros labios, mordí el mío y cerré los ojos dispuesta a besar a Lucas, pero él puso su mano en mi cuello y me apartó delicadamente de él.

-Está bien, te daré las estúpidas clases de guitarra, y que quede claro que daré mi primer beso, cuando yo quiera.
-Vamos, no me digas que no has estado a punto de perder el control y besarme
-Por supuesto que no, lo tenía todo bajo control
-¿En serio? - le pregunté divertida mientras me acercaba lentamente a él, otra vez
-Para... - dijo con voz cansina
-Bueno, vale - contesté alejándome y levantándome de la cama, hice una vista general de la habitación y me dispuse a abrir su armario que estaba al lado de la cama, un poco separado de esta, pero una mano me detuvo.

-No seas tan cotilla - susurró Lucas detrás de mi.
-Vale, vale... - contesté apartándome del armario y dirigiéndome al escritorio, comencé a mirar entre los papeles que había
-Cris - dijo en tono de advertencia
-Vale, que pesado eres, bueno... ¿qué hacemos esta tarde?
-Yo deberes, tú no sé
-Oh, vamos, ¿me vas a dejar sola por hacer los deberes?
-Si - contestó rápidamente mientras se sentaba en la silla del escritorio dispuesto a hacer los deberes.
-Ah, pero que va en serio - no me contestó - Pues vale, te ayudaré con tus deberes
-¿Tú?
-Si, yo ¿algún problema? - contesté saliendo de la habitación, cogí la silla de mi cuarto y volví a entrar en el de Lucas, coloqué mi silla a su lado y vi lo que estaba haciendo... matemáticas... genial, lo que peor se me daba - No me gustan las matemáticas, ¿puedes empezar por otra cosa?
-No - contestó bruscamente
-Joder, luego soy yo la borde... pues muy bien, hagamos matemáticas.

Me junté más a él y empecé ha acariciarle el pelo de nuevo a lo que Lucas contestó sonrojándose, estar en esta casa sería divertido, de eso no tenía duda. Comencé a bajar mis caricias por su mejillas, en la que deposite un pequeño beso, bajé hasta su cuello y seguí acariciándolo suavemente, deslicé mis manos por sus hombros.

-Para ya - susurró
-No estoy haciendo nada malo - contesté sonriente
-Me estás poniendo nervioso
-¿Yo? ¿a ti? Pues no lo había notado - mentí, por supuesto que sabía que con un solo toque le ponía nervioso. - No sé por qué te pones nervioso, solo te estoy acariciando.

Comencé otra vez con las caricias en su cuello, seguidas por las mejillas, Lucas me estaba mirando a los ojos intensamente, me acerqué lentamente a él, yo sería quien le diera su primer beso, me lo había propuesto y lo iba a conseguir, rocé mis labios con los suyos en una pequeña caricia, ambos cerramos los ojos, estábamos a centímetros de besarnos, cuando...

-¡Cris!¡Lucas!¡Bajad!

-------------------------------------------------------------------------------------------
Holis!!! Primero de todo, quería dar las gracias a todas aquellas que me leéis, aunque seáis pocas, a las que comentáis, en serio muchichichisimas gracias de verdad significa mucho para mi :D y sí Cris es un poco hija puta, pero como siempre es chico malo con chica tímida, pues quería cambiar un poco eso :) pues era solo eso xD Adiooooooos

jueves, 26 de julio de 2012

Capítulo 3


-Vamos, dormilona – oi cómo susurraban en mi oido – vamos Cris levanta
-Joder – murmuré
-¡Qué te he dicho de las palabrotas en esta casa! – dijo gritando – vístete, baja a desayunar y vete con Lucas al instituto. – y se fue dando un portazo

No sé qué tenía en contra esta mujer con las palabrotas, no era para tanto.
Me levanté a regañadientes cogí lo primero que vi de ropa en mi maleta y entré en el baño dispuesta a darme una ducha. Ni siquiera sabía qué hora era, o si me daba tiempo a darme una ducha o no, pero me daba bastante igual llegar tarde a clase… no sería nada nuevo.
Después de mi ducha más o menos relajante, bajé por las escaleras y entré a la cocina, allí me encontré a mi nueva familia comiendo en una pequeña mesa que se encontraba en el centro de la habitación, hablando tranquilamente, o al menos mi madre y Derek, porque Lucas estaba callado mirando a su desayuno.

-Buenos días… ya veo que os va lo de comer juntitos, tipo familia feliz… que bien… - ironicé
-Anda, siéntate y desayuna, que vais a llegar tarde a clase, nosotros nos vamos.

Mi madre se acercó, me dio un beso en la mejilla, otro a Lucas y desapareció por la puerta junto con Derek, yo me limité a sentarme con una magdalena en mi mano esperando a que Lucas dijera algo, pero solo abrió la boca diez minutos más tarde para decirme que teníamos que irnos o llegaríamos tarde.
Me levanté cogí mi mochila y salimos de casa. Como de costumbre Lucas no abrió la boca en todo el trayecto, se limitaba a meter sus manos en los bolsillos de su pantalón y  andar con la cabeza gacha, me sacaba de quicio.
Llegamos en seguida al instituto, bastante grande por cierto, y entramos encontrándonos con un enorme pasillo lleno de taquillas y de personas.
Estaba alucinando con lo grande que era, cuando de repente un chico alto y musculoso se acercó a Lucas y de un empujón le tiró al suelo. Y fue en ese momento cuando lo entendí.

-No me jodas… - susurré – No me jodas que eres el pringao del instituto, ¡joder! ¡No me jodas! ¿¡Pero por qué me tiene que pasar todo a mí!? – dije muy alterada yendo hacía secretaría y dejando en el suelo a Lucas.

Una vez pedí el horario me fui hacía mi clase, nada más entrar todos los ojos de posaron en mi, vi a Lucas y me acerqué lentamente a él, todo el mundo seguía mirándome, me estaban hartando.

-¿Queréis una foto o qué? ¡Joder, menuda panda de anormales! – dije gritando

Una vez llegué al lado de Lucas, tiré mi mochila a la mesa de al lado.

-¿Está ocupado? – pregunté bruscamente.

No esperé respuesta y me senté, y después de tres horas interminables llegó el recreo, Lucas se levantó y sin decirme nada se fue, este chico es tonto – pensé
Recogí rápidamente y me fui tras él. Después de recorrer los pasillos y gran parte del patio se dirigió hacia la parte trasera del instituto dónde había césped y árboles, se sentó y yo le imité.

-¿Pero a ti qué coño te pasa? No conozco a nadie ¿me ibas a dejar sola?
-Mejor que estar con el pringao del instituto ¿no?
-Oh… el niñito se ha ofendido, y que quede claro que si estoy contigo, es porque no conozco a nadie, métetelo en esa cabecita.

Tenía la sensación de que había sido demasiado borde con él… pero bueno, así soy yo.
El resto del recreo nos lo pasamos en silencio hasta que la campana sonó y subimos de nuevo a clase.
Acabé harta de tantas matemáticas y tanta economía, en cuanto anunciaron el final de clase recogí mis cosas y le dije a Lucas que me esperara a la salida que quería decorar un poco mi taquilla. Caminé lentamente hacia esta y tras pelearme con la cerradura conseguí abrirla y comencé a pegar fotos de gente famosa, ya que no tenía fotos con las supuestas amigas que tenía en Madrid.
Estaba concentrada en mi tarea cuando de pronto se cerró mi taquilla de un portazo, me giré lentamente, para ver quién había sido el gilipollas que había cerrado mi taquilla, y me encontré con el mismo imbécil que había empujado a Lucas esa misma mañana, el típico guapo musculitos que se creía un Dios del Olimpo. No quería meterme en problemas tan pronto, y sabía que si me quedaba allí los tendría, así que sin decir nada me giré e intenté irme, pero el musculitos se puso delante de mi impidiendo que pudiera caminar.

-Tú debes ser la chica nueva – dijo con una sonrisa sexy.
-La chica nueva tiene un nombre
-¿Y cuál es?
-Mi nombre es Atiqueteimporta, pero me llaman apartatedemicamino – le contesté sonriente.
-Venga preciosa dime tu nombre…
-Cristina – quería acabar con esto cuanto antes e irme de aquí.
-¿Puedo llamarte Cris?
-No, tú no
-Pues yo soy Alex… y quédate bien con este nombre porque en unos días, cuando estés en mi cama, justo debajo de mí, es lo que no podrá parar de gritar. – dijo con una sonrisa de chulería e insuficiencia en su rostro.
-Claro que sí, campeón – le contesté dándole un pequeño puñetazo en hombro y me largué de allí.

Menudo gilipollas, lo llevaba claro si pensaba que me iba a costar con él, si claro…
Salí por la puerta del instituto y busqué a Lucas con la mirada, le ví sentado en un banco mirando detalladamente a un grupo de chicas que hablaban animadamente, sigilosamente me senté a su lado.

-¿Cuál es?
-¿Perdona?
-La que te gusta, ¿cuál es?
-No me gusta
-¿La morena? ¿la rubia? ¿O la otra morena más alta? – pregunté ignorando su anterior comentario.
-La rubia – confesó al fin – pero nunca va a querer nada conmigo
-¿No me digas que estas enamorado de la típica chica popular que solo se acuesta con el capitán del equipo de fútbol?
-Si… - susurró
-¡Joder! Esto es cómo la típica película americana – dije riéndome.
-¿Por cierto dónde estabas?
-Estaba hablando con tu amiguito
-¿Amiguito?
-El gilipollas que te empujó
-Alex…
-Ese mismo, el muy tonto se cree que se va a acostar comigo – comencé a reírme sonoramente mientras veía cómo Alex se encontraba con las chicas, tras unos segundos hablando giró su cabeza de un lado a otro buscando algo hasta que se encontró con mi mirada, me sonrió y me señaló diciéndole algo a las chicas.

-Vámonos – dijo Lucas nerviosamente levantándose del banco.
-Si hombre, el espectáculo solo acaba de comenzar, siéntate y disfruta – dije tirándole del brazo para que se volviera a sentar
-Cris… por favor – me dijo suplicando con la mirada
-Está bien – suspiré pesadamente y comenzamos a andar escuchando como Alex repetía mi nombre esperando que parase de andar, por supuesto le ignoré.

Ni una palabra en los diez minutos que llevábamos de camino, estaba cansada de ir siempre en silencio, por lo que opté por empezar yo la conversación.

-¿Me presentarás algún día a tus amigos?
-Claro – otro silencio de cinco minutos
-No me lo pones fácil…
-¿Perdona?
-Que no me lo pones fácil, el tener una conversación contigo, me refiero, la verdad es que me caes bien, y créeme viniendo de mi eso es un privilegio – dije sonriendo.
-¿Echas de menos a tus amigas?
-¿Qué amigas?
-Las de Madrid
-La verdad es que no… ni siquiera me despedí de ellas
-¿Por qué?
-Bueno… no es fácil de explicar
-Querías mantener una conversación ¿no? – asentí – pues cuéntamelo, o al menos inténtalo.
-Vale… cuando estaba en el colegio, en primaria, tenía muy buenas amigas, éramos las mejores amigas, pero cuando mis padres se separaron, las cosas cambiaron, me distancié de ellas y más tarde mi padre me cambió de instituto, y no volví a saber de ellas… y en cuanto amigas del instituto, nunca tuve, conocí a un grupo de chicas que más o menos aguantaba y me servían para salir de fiesta, pero nunca las consideré mis amigas… y esta es mi historia.
-Vaya… ¿por qué te alejaste de tu amigas del colegio?
-La verdad es que las que se alejaron fueron ellas – admití – y no las culpo, me volví insoportable, era mala con todo es mundo y tenía una actitud muy mala…
-Vamos, como ahora ¿no?
-Ja,ja – ironicé – no te cojas tantas confianzas conmigo, chaval.

Por fin llegamos a casa, Lucas abrió la puerta y el silencio reinaba en el lugar.

-Están trabajando todavía, vendrán por la noche.
-¿Estarán para cenar?
-No
-¿Estás todas las tardes solo?
-Si
-¿Y no te molesta?
-No
-¿Sabes lo que más me molesta a mi? – pregunté mientras dejaba la mochila en el suelo del salón – Que solo me contestes con monosílabos.

Él rió y subió por las escaleras, supongo que a su habitación, mientras a mi se me quedaba grabada esa preciosa risa que había escuchado por primera vez

martes, 24 de julio de 2012

Capítulo 2

Abrió lentamente la puerta de la casa, y entró, yo la seguí con miedo, no sabía qué iba a encontrarme, ¿y si Derek era el típico padrastro gilipollas que te hace la vida imposible? Borré ese pensamiento se mi cabeza, bastante tenía ya como para añadirme otro problema más.

-El resto de tus cosas las traerán en unos días ¿vale, cielo? - preguntó mi madre sacándome de mis pensamientos - los chicos deben estar arriba, quédate aquí,  voy a avisarles.


Dicho esto desapareció escaleras arriba. Avancé un poco más, a la derecha había una puerta, la abrí decidida, era el salón, a la derecha se encontraba la televisión, enfrente de esta, una pequeña mesa rodeada de un sofá y un par de sillones, en frente se encontraba una estantería repletas de libros y a mi izquierda una mesa rodeada de seis sillas, cerré la puerta silenciosamente y abrí la que se encontraba a mi izquierda... la cocina. Nada interesante - pensé.
Oí cómo unos pasos se acercaban escaleras abajo y vi a mi madre con dos hombres.

-Cris, este es Derek

Me fijé en él, era más alto que mi madre, una estatura media, unas pequeñas canas asomaban por su cabello negro, un poco barrigudo y con una sonrisa enorme decorando su rostro, parecía majo.

-Encantado Cristina - dijo tendiendo su mano hacia mi.
-Cris - dije bruscamente si darle la mano, a lo que él acabó apartándola y borrando su sonrisa.
-Y este de aquí es Lucas.

Giré mi cabeza hasta encontrarme con su rostro, me fije en sus ojos marrones, muy oscuros, su pelo era castaño y estaba completamente revuelto, era delgado pero con un poco de musculo, el chaval no era nada del otro mundo, su cara era completamente neutra, aunque parecía un poco tímido.

-Lucas... - comenzó a hablar mi madre - porque no la acompañas a su habitación.
-Claro - susurró, y se fue por las escaleras, yo simplemente le seguí.

Una vez acabadas las escaleras, recorrimos un pasillo pasamos dos puertas y Lucas abrió una de ella. Me dejó pasar y se fue sin decir nada, no le di importancia.
Entré, a mi derecha había una cama, más grande que la que yo tenía en mi antigua casa, esta era de matrimonio, en frente me encontré con un escritorio, al lado de este había un gran ventanal que daba a una pequeña terraza, justamente a mi izquierda había una puerta, lo que supuse que sería en baño, y al lado de esta un armario. Me acerqué al precioso mueble blanco y lo abrí, allí encontré un espejo pegado en la puerta. Un chica se reflejaba en él, era bajita, con el pelo negro carbón, unas pequeñas pecas se extendían por su cara, herencia de su madre, nariz pequeña y respingona, unos grandes ojos grises con un toque de azul, labios carnosos y con un toque rojizo, estaba vestida con unos pantalones cortos, "demasiado cortos" decía su padre, una camiseta con escote y unas sandalias, tenía que reconocer que estos últimos años había cambiado mucho, y no solo físicamente si no psicologicamente, ya no tenía esa sonrisa que siempre ocupaba su rostro y tampoco esa actitud dulce con todo el mundo. Unos golpes en la puerta llamaron mi atención.

-¿Qué quieres?

Mi madre suspiró pesadamente.

-Te hemos matriculado en el mismo instituto que tu hermano - Bufé - ¿qué pasa ahora?
-Primero, ese no es mi hermano, segundo no quiero ir al instituto, se supone que tengo que tener unos días por la muerte de mi padre ¿no?
-Si, pero llevas dos semanas sin ir al instituto, y es tu último año, tienes que ir Cris.
-¡Joder! - exclamé.
-¡Esas palabras no se dicen en esta casa Cristina! - gritó enfadada
-Vale, vale, pero no te me alteres - dije vacilandola, mi madre optó por ignorarme
-Por cierto, baja, Lucas y tú os vais a dar una vuelta.
-Pero, yo flipo, ¿también vas a decir cuándo y con quién salgo?
-Si, así que baja ahora mismo

Bajé a regañadientes, acababa de llegar y no quería dar problemas... ya los daría más adelante.
Una vez bajé las escaleras me encontré con esos ojos tímidos que enseguida se apartaron y se dirigieron al suelo.

-Venga, vayámonos - dije saliendo por la puerta, supuse que Lucas me seguía, tampoco me importaba


Comencé a andar sin saber a donde iba, al fin y al cabo no conocía este pueblo, en seguida noté cómo Lucas se ponía a mi lado, le miré de reojo y ví como metía las manos en su bolsillo y agachaba la cabeza mirando al suelo.


-Bueno, no me vas a ar conversación ¿o qué? - no me contestó - ¡Chico! ¡qué te estoy hablando! - dije parándome en mitad de la calle
-¿Fue duro perder a tu padre? - preguntó susurrando
-¿Pero tu eres gilipollas? - me estaba enfadando, y mucho.
-¿Por qué?
-¿Por qué? ¿estás de coña? ¿lo único que se te ocurre de tema de conversación es la muerte de mi padre?
-Lo siento... - y por primera vez en toda nuestra "conversación" me miró a los ojos, estaba arrepentido
-Venga, sigamos - me sentía mal por haberle gritado, parecía un cachorrito perdido pidiendo ayuda

Comenzamos a andar otra vez, estuvimos bastante tiempo con nuestra caminata, hasta que me cansé y me senté en un banco, Lucas se sentó a mi lado en seguida.

-¿Qué haces para divertirte aquí? ¿Hay discotecas? - comencé a preguntar
-No...
-¿Haceis botellones?
-No lo sé
-¿Cómo que no lo sabes?
-Es que no tengo amigos aquí, viven en otro pueblo
-¿Por qué no te llevas bien con la gente de aquí?
-No lo sé - me contestó agachando la cabeza con cara triste

Tras unos minutos de silencio incómodo me levanté y me dirigí a casa, ya había anochecido y no tenía hambre así que en cuanto abrí la puerta de la casa, subí a mi habitación y me tumbé en la cama a dormir. Y mañana empiezo el instituto... que bien.

lunes, 23 de julio de 2012

Capítulo 1

Vamos Cris, no llores, vamos, tienes que ser fuerte, no te pueden ver débil, no delante de tantas personas, tu puedes Cris, tu puedes.
Levanté la mirada lentamente, hasta encontrarme con veinte pares de ojos mirándome esperando a que dijera algo, pero nada salía de mi boca, ni un solo ruido, no podía hacer esto, era demasiado. Aclaré cuidadosamente mi garganta y me dispuse a hablar.

-Bueno... - empecé sin saber muy bien cómo seguir - mi padre era... mi padre era un buen hombre, todavía recuerdo cuando discutíamos porque no me dejaba ir a las fiestas de mis amigos, o cuando le ignoraba cada vez que me pedía bajar a por el pan... él ha sido... todo para mi estos últimos años y todavía no puedo creerme que no lo vaya a volver a... - paré un segundo intentando que ese horrible nudo que tenía en la garganta desapareciera - no puedo - susurré y me fui corriendo de allí, mientras todo el mundo me miraba con cara de pena.

Corrí hasta mi casa, todo el mundo me miraba, pero me daba igual, abrí la puerta y subí corriendo hasta mi habitación , cerré de un portazo y me tumbé en la cama a llorar y pensar por qué me tenía que pasar todo a mi, por qué ese borracho tuvo que cruzarse en el camino de mi padre ¿por qué? Así estuve horas hasta que conseguí dormirme.
Me desperté cuando escuche la puerta de la casa cerrarse, por un momento pensé que seria mi padre, pero rápidamente deseché la idea, estaba muerto, y cuanto antes lo superara mejor.


-¿Cariño? ¿Cris? ¿Estás ahí? - escuche la voz de mi madre, mi madre... esa que nunca vino a visitarme, esa que tras el divorcio se mudó y se olvidó de mi, esa que ni siquiera de había dignado a venir al entierro de mi padre.

-Estoy aquí - dije pesadamente mientras recorría el pasillo de mi casa hasta llegar a la entrada

En ese momento la vi, mi madre... tampoco había cambiado tanto estos últimos años, estaba un poco más mayor, se le notaba en las pequeñas arrugas que rodeaban sus preciosos ojos, su pelo pelirrojo caía por sus hombros enmarcando esa preciosa cara llena de pecas, con ese ojos azules que te hipnotizaban y esa sonrisa que nunca se borraba de su cara. La había echado de menos, eso estaba claro, pero no se iba a ganar tan fácilmente mi confianza otra vez.

-Hola cielo, haz la maleta, venga
-¿Perdona?
-Que hagas tu maleta, nos vamos
-Yo no voy a ninguna parte y menos contigo

Mi madre se acercó lentamente a mi, me acarició dulcemente la mejilla y me abrazó

-No me toques - dije separándome
-Cristina, haz tus maletas ahora mismo, he dicho que nos vamos - dije con cara seria

La había cagado, me había llamado Cristina y no estaba sonriendo como de costumbre, preferí hacerla caso, total nada me retenía aquí.
Hice mis maletas, tomándome todo el tiempo posible, y salí de aquella casa sin mirar hacia atrás, subí al coche de mi madre y me preparé para el viaje en coche más incómodo de toda mi vida.

-Y bueno... - empezó a hablar mi madre - ¿qué tal todos estos años?
-¿Ahora si te importa? - pregunté mirando por la ventanilla, ella no me contestó por lo que seguí hablando - has estado todos estos años ignorándome y ahora quieres un resumen de mi vida
-Cris, por favor
-¡No! ¡por favor nada! ¡he estado esperándote siete años! ¡y ahora apareces como de la nada!

Se quedó callada y se concentró de nuevo en la carretera, una hora después se dignó a hablar de nuevo

-¿Quieres que paremos un rato? - preguntó dulcemente
-No - contesté cortante
-Vale... tengo algo más que contarte... estoy casada - dijo rápidamente, no me sorprendí puesto que mi padre me lo había contado - su nombre el Derek y tiene un hijo... Lucas, tiene tu edad, estoy convencida de que os llevaréis genial.

Me quedé callada, no tenía absolutamente nada que decirla, pasó una hora más hasta que vi el mar, me quedé anonadada, nunca había ido a la playa, mi padre siempre estaba trabajando y nunca me podía llevar de vacaciones, a demás el odiaba la playa. Me quedé mirando el mar durante un buen rato

-¿Te gusta? - preguntó mi madre suavemente

Seguí sin contestar, no quería hablar. Unos minutos después llegamos a un pequeño pueblo hasta llegar a una casa con jardín y con dos pisos, era preciosa...

-Pues ya hemos llegado - dijo mi madre aparcando el coche en el garaje.
-¿Vivís aquí?
-Si... vamos quiero presentarte a los chicos.

Bajamos del coche y mi madre se adelantó para abrir la puerta, metió la llave en la cerradura, y antes de abrir la puerta se giró y me dijo:

-Por cierto, bienvenida a tu nueva casa, Cris

Isn't she lovely?

Cristina es una chica de 17 años que vive en Madrid con sus padres, es una chica dulce, amable y simpática hasta que sus padres se separan y tiene que vivir solo con su padre, en ese momento Cristina se vuelve mezquina, antipática, egocéntrica, pero su vida dará un giro que nadie se esperaba, la muerte de su padre cambia por completo su vida ¿quieres descubrir que le pasará en su nueva vida?


...................................................................................................................................................
Pueeeeees aquí empiezo con mi nueva novela, mi nombre es Raquel y espero que os guste muuuucho, hace tiempo que tenía esta novela en la cabeza y quería sacarla de allí de una vez :) espero que os guste