Cristina es una chica de 17 años que vive en Madrid con sus padres, es una chica dulce, amable y simpática hasta que sus padres se separan y tiene que vivir solo con su padre, en ese momento Cristina se vuelve mezquina, antipática, egocéntrica, pero su vida dará un giro que nadie se esperaba, la muerte de su padre cambia por completo su vida ¿quieres descubrir que le pasará en su nueva vida?

domingo, 2 de septiembre de 2012

Capítulo 7


Sábado 10 – Noviembre

El ruido de la puerta de mi habitación al abrirse me despertó del precioso sueño que estaba teniendo. Mi madre entró y subió bruscamente las persianas, consiguiendo así que los rayos del sol alumbraran toda la habitación.

-Buenos días cariño – saludó con una sonrisa en sus finos labios
-Buenos días – gruñí tapándome con la sábana
-Vamos cielo, hoy hace un día precioso para salir a la calle, baja a desayunar, vamos.

Salió de la habitación cerrando la puerta delicadamente. Me levanté y me dirigí al baño, me quité mi pijama de Bob Esponja y me metí en la ducha. Después de media hora intentando espabilarme bajo el agua fría, salí enredada en una toalla, en busca de algo que ponerme, abrí el armario y me quedé embobada mirando a un punto fijo, hasta que unos golpes en la puerta me hicieron salir de mi ensoñación.

-Adelante – dije alzando un poco mi voz.
-¿Puedo pasar? – preguntó Lucas asomando su cabeza por un pequeño hueco de la puerta.
-Si, pasa
-Mamá dice que bajes ya a desayunar – dijo sonrojándose al darse cuenta de que solo llevaba una toalla puesta.
-Vale ahora bajo – contesté volviendo mi vista al armario, al no oír ningún movimiento por parte de Lucas, me giré para ver cómo me miraba de arriba abajo – Si quieres te hago una foto – añadí con una sonrisa en mi cara.
-No, no, no, no – dijo rápidamente volviendo su vista hacia otro lado – yo… yo… yo ya me voy – tartamudeó cerrando la puerta.

Tras una pequeña risita por mi parte me dispuse a averiguar que ropa llevaría hoy, me puse unos vaqueros, una camiseta de manga corta acompañada con una fina chaqueta y mis bailarinas.
Salí de mi habitación rápidamente, me estaba muriendo de hambre. Entré por la puerta de la cocina y tras un saludo por parte de mi nueva familia me dispuse a desayunar. Todos hablaban, excepto yo, hay días que no me apetece hablar ni relacionarme con la gente, días en los que solo me apetece estar sola, ese día era uno de ellos, pero por desgracia, en esta familia, eso era imposible.

-Oye Cris, ¿por qué no acompañas a Lucas? Ha quedado hoy con sus amigos, podrías ir tú también
-¡No! – exclamó de repente Lucas
-¿Por qué no, cielo? – preguntó mi madre cariñosamente
-Por que estoy seguro de que se portará fatal con ellos, y no quiero que se alejen de mí por su culpa – otro comentario que había dolido.
-Lucas, no digas eso – intervino Derek comenzando a enfadarse – Cris es una chica muy simpática, y vas a presentarle a tus amigos te guste o no.
-Alucino – susurró levantándose bruscamente de la silla y dirigiéndose a su habitación.

Después de unos segundos oímos un fuerte portazo. Estaba enfadado, eso estaba claro. Me sentí mal… muy mal, así que me levanté de la silla, una vez acabé mi desayuno, y subí a su habitación. Abrí la puerta y me lo encontré tumbado en la cama, boca abajo, con uno de sus brazos colgando fuera de la cama.

-Oye – comencé a hablar acercándome tímidamente a su cama, me senté a su lado y continué hablando – lo siento… si quieres no voy, les digo que me encuentro mal y ya está – me disculpé dulcemente mientras le acariciaba la cara.
-Vete a la mierda Cris – giró su rostro y me ignoró por completo.

Me levanté y me dirigí hacia la puerta, pero antes de abrirla y salir por ella me detuve.

-Pero… ¿qué coño? ¡Yo no he hecho nada! – Exclamé girándome para encarar a Lucas que me miraba expectante - ¡Ni siquiera ha sido culpa mía esta vez! ¡No sé ni por qué me he disculpado si no te lo mereces! ¿¡Por qué crees que voy a hacer que te alejes de tus amigos!? ¿¡Eres tonto!? ¡Si me hubieras pedido que fuera maja con ellos, lo hubiera sido, anormal! ¡Y a la mierda te vas tú! – finalicé cerrando la puerta de un portazo.

Entré en mi habitación a reflexionar. ¿Por qué me había disculpado? No había sido culpa mía, y yo nunca me disculpo con nadie, esto no era normal, me pasaba algo, tenía que quitarme de la mente a Lucas, esto no era bueno para mi salud.
Lucas entró violentamente a mi habitación, con cara seria.

-Nos vamos
-Yo no voy a ningún sitio contigo – dije girándome en la cama y dándole la espalda.

Por unos segundos la habitación se quedó completamente en silencio, hasta que oí un suspiro proveniente de Lucas y unos pasos acercarse hasta mi cama. Noté como unas manos me agarraban y con suma delicadeza me depositaban en el hombro de Lucas, como si fuera un saco de patatas.

-He dicho que nos vamos
-Bájame ahora mismo – dije intentado controlarme mientras Lucas se acercaba a mi puerta dispuesto a irse.
-No hasta que estemos en la calle y no tengas escapatoria
-No quiero ir
-Ni yo quiero que vengas, pero es lo que hay – dijo bajándome por las escaleras
-¡Bájame!¡No quiero ir! – comencé a gritar
-Sshhh – intentó callarme
-¡He dicho que me bajes!¡Bájame ahora mismo!
-¡Nos vamos! – gritó para que mi madre y Derek le oyeran
-Pasadlo bien – contestó mi madre mediante un grito
-Si, seguro – murmuró Lucas
-Bájame de una vez – dije más calmado cuando ya estábamos en la calle.

Me bajó cuidadosamente, una vez mis pies tocaron el suelo intenté correr a casa de nuevo, pero un brazo me cogió de la cintura y no me dejó alejarme.

-¿A dónde te crees que vas? – susurró Lucas muy cerca de mi oido
-A casa – contesté girándome y mirándole a los ojos – no quiero ir.
-¡Vas a coger ese autobús conmigo, te voy a presentar a mis amigos, vamos a pasar una bonita tarde y volveremos a casa para cenar! ¿¡queda claro!? – gritó completamente serio, el Lucas cabreado no me gustaba.
-Si – susurré

Me cogió del brazo y me llevó hasta la estación de autobuses, subimos en uno de ellos y empezamos una silenciosa trayectoria hasta llegar al pueblo de sus amigos. Lucas me dio un codazo avisándome de que ya habíamos llegado, nos bajamos y comenzamos a caminar.

-¿A dónde vamos? – pregunté tímidamente
-A la playa
-Te estás portando muy mal conmigo, que lo sepas – susurré temerosa de que me volviera a gritar, nunca antes nadie se había atrevido a hacerlo, excepto mis padres, claro.

Me ignoró completamente y prosiguió andando hasta que vimos la preciosa playa, en la que un grupo de 3 chicos nos saludaba con la mano. Una vez nos acercamos pude observar, que todos estaban bastante buenos.

-¡Hola! – saludó un chico pelirrojo, más o menos de mi altura con una sonrisa de oreja a oreja
-¿Qué pasa Lucas? – dijo a modo de saludo el chico moreno mientras le daba un pequeño abrazo.
-Hola tío – saludó el último chico, también moreno, de ojos verdes, el más guapo de todos - Y esta preciosidad, ¿quién es?
-Soy Cristina, pero todos me llaman Cris – contesté adelantándome a Lucas y dando dos besos a cada uno de los chicos
-Hola Cris, yo soy Iván – se presentó el chico pelirrojo – y estos son Marcos – prosiguió señalando al chico moreno – y este es Álvaro – finalizó dirigiendo su mirada al chico de ojos verdes.
-Encantada de conoceros, chicos – contesté intentando sonar lo más amable posible.
-¿Es tu novia? – preguntó el pelirrojo, por lo que pude observar el más hablador, consiguiendo que Lucas se sonrojase.
-No, es mi hermana
-Hermanastra – le corregí rápidamente - ¿Nunca les has hablado de mí? – pregunté haciéndome la ofendida.
-No he tenido oportunidad, ¿nos vamos? – preguntó intentando cambiar de tema.
-¿A dónde?
-A donde tú quieras, guapa – contestó Álvaro con una sonrisa
-¿Podemos ir a dar un paseo por la playa? Siempre he querido hacerlo – propuse dirigiéndome a todos pero mirando solo a Lucas, esperando su aprobación

Él se limitó a asentir y comenzamos a pasear por la playa. Todos hablaban conmigo como si me conocieran desde hace años, me caían genial, pensaba jugar un poco con ellos, pero me lo pensé mejor y deseché esa idea, parecían demasiado majos. Tras un par de horas paseando llegó la hora de comer, llegamos a un McDonald’s y entramos poniéndonos en la fila en la que solo se encontraban un grupito de adolescentes que no hacían más que gritar.

-¿Qué quieres pedir Cris? – me preguntó amablemente Álvaro
-No sé… pídeme lo mismo que a ti
-Vale, yo te invito – comentó sonriente
-No, no, no hace falta, de verdad

Me ignoró y me pagó la comida. Nos sentamos en una mesa y comenzamos a habar otra vez. Álvaro no paraba de tontear conmigo bajo la atenta mirada de Lucas, que no paraba de mirarnos. Una vez acabamos todos de comer nos dirigimos a casa de Marcos que parecía el más tímido del grupo. Entramos y estuvimos toda la tarde jugando, viendo la televisión, películas y haciendo el tonto.

-Cris, nos tenemos que ir ya – dijo Lucas levantándose del sofá
-¿Ya? ¿Por qué no os quedáis en mi casa a dormir? – Propuso Álvaro – no sería la primera vez que te quedas, Lucas.- Y antes de que yo pudiera contestar con un “si” Lucas se me adelantó.
-No, lo siento, tio, otro día
-¿Pero por qué no? – cuestioné ganándome así una mirada asesina por parte de Lucas.
-Por que papá y mamá no lo saben
-Pues llámales
-He dicho que no, nos vamos

Me levanté sin rechistar y me despedí de los chicos prometiéndoles que volvería el próximo fin de semana. Cogimos el autobús y otro incómodo silencio nos invadió.

-Le gustas
-¿Qué? – pregunté
-Que le gustas, a Álvaro, nunca tontea con una chica si no le gusta.

Me quedé callada, no sabía qué decir, probablemente en otro momento de mi vida hubiera jugado con Álvaro, pero ahora no, ahora era la “nueva Cris” no podía hacerlo.
Llegamos a la parada en la que debíamos bajarnos y caminamos hasta casa. Entramos en casa y nos dirigimos directamente a la cocina esperando que la cena ya estuviera preparada, y efectivamente, ahí estaban mi madre y Derek sentados en la mesa, hablando animadamente, esperándonos.

-Hola chicos ¿qué tal os lo habéis pasado?
-Bien mamá, los chicos son muy simpáticos. – me limité a contestar y comenzamos a comer.

Una vez acabé, subí a mi habitación y me puse mi pijama, me tumbé en la cama y tras pensar en si Lucas tenía o no razón respecto a Álvaro conseguí empezar a quedarme dormida, pero el ruido de la puerta de mi habitación abriéndose me despertó por completo.

-¿Puedo pasar? – preguntó Lucas tímidamente
-Si – susurré. Cerró la puerta pero no avanzó, se quedó allí parado en mitad de la oscuridad.
-Lo siento – hizo una pausa y continuó – siento haberte gritado y haber dudado de ti, siento haber pensado que ibas a ser una borde con mis amigos y que ibas a hacer que se alejaran de mi, lo siento, estaba cabreado y… ¿me perdonas? – finalizó susurrando la pregunta.
-Si – contesté de la misma forma.

Salió de la habitación en silencio dejando que me volviera a dormir

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Ea! pues aquí está el capitulo 7. Lo de siempre que espero que os guste y que me haríais muy feliz si me dejáis un pequeño comentario. Un abrazo enormee!!!
Raquel xx

viernes, 24 de agosto de 2012

Capítulo 6


Anteriormente en Isn´t she lovely? :
-Lo que tú digas Cris - dijo soltándose de mi agarre y abriendo la puerta de su habitación - como sigas alejando a toda la gente de tu alrededor te vas a quedar sola, tú verás lo que haces. - susurró y cerró de un portazo

Vale, eso había dolido



Viernes 9 - Noviembre

Entré en mi habitación, el comentario de Lucas me había llegado, ¿y si tenía razón y me quedaba sola para siempre? ¿Y si con mi mala actitud alejaba a todos los que quería? ¿Y si me volvía una de esas señoras mayores que viven con cientos de gatos porque no tienen a nadie que realmente les quiera? Millones de preguntas pasaban por mi mente mientras mi espalda se deslizaba a lo largo de la puerta hasta quedarme sentada. Nunca antes un comentario me había dejado tan dolida, a mí nunca me afectaba nada, nunca antes me había hundido por el comentario de alguien, hasta ahora.
Me levanté pesadamente del suelo y anduve lentamente hasta encontrarme con el armario, sin ni siquiera encender la luz busqué mi pijama y me lo puse. Me tumbé en la cama. Esto nunca hubiera pasado si mi padre estuviera aquí, nunca hubiera tenido la oportunidad de quedarme sola porque mi padre siempre estaría a mi lado, pasara lo que pasase. Y con una pequeña lágrima rodando delicadamente por mi mejilla conseguí quedarme dormida. Lo había decidido, a partir de ahora sería la nueva Cris, al menos con las personas que verdaderamente me importaban.

La luz del sol rozaba mi rostro mientras la dichosa alarma del reloj penetraba por mis oídos enfadándome desde primera hora de la mañana. Me giré y sin abrir los ojos tanteé la mesilla hasta dar con él, lo apagué y volví a dormirme.

-¡Cris! ¡Levántate ahora mismo! – gritó mi madre desde la planta de abajo.

Me levanté de la cama bufando y entré en la ducha para poder despejarme y poder aguantar el día de mierda que me esperaba. El agua fría recorría mi rostro, bajaba por mi pecho y resbalaba hasta llegar a mis piernas, estábamos en noviembre pero yo necesitaba agua fría para poder sentirme viva.
Salí de la ducha enrollándome una toalla en mi cuerpo y otra en el pelo intentando que se sacara lo suficiente para no tener que llevarlo húmedo por la calle. Entré en mi habitación y abrí el armario esperando  encontrar algo que ponerme fácilmente, me decanté por unos pantalones vaqueros pitillos, mis botas marrones y una sudadera, una vez vestida y peinada bajé a la cocina para desayunar.

-¡Buenos días! – grité demasiado efusiva al pasar por la puerta de la cocina

Mis ojos se encontraron con la mirada interrogativa de Lucas que enseguida se posó de nuevo en su desayuno, Derek me miraba con una sonrisa y mi madre con una ceja alzada.

-¿A qué viene tanta alegría por la mañana? – preguntó mi madre
-¿Qué pasa? ¿Que no puedo estar a alegre? – contesté en un tono borde. – Me he levantado de buen humor, eso es todo - contesté con una sonrisa forzada al acodarme de que ahora era “La nueva Cris”
-Me parece perfecto – añadió mi madre con una sonrisa en la cara levantándose y recogiendo lo que había manchado en el desayuno – nosotros nos vamos ya.
-Que tengáis un buen día chicos – dijo Derek siguiendo a mi madre hacia la puerta.

Unos segundos después de oyó el ruido de la puerta al cerrarse. Cogí unos cereales y me los serví con un poco de leche ante la atenta mirada de Lucas.

-Quería pedirte disculpas – dije sentándome a su lado y mirándole a los ojos – no debí jugar contigo de esa forma… lo siento, de verdad
-¿Qué te pasa?
-¿Cómo que qué me pasa? No me pasa nada – contesté sonriendo
-Son las siete y media de la mañana y has sonreído, por no hablar de que me has pedidos disculpas, o te pasa algo o quieres algo
-Ya estamos ¡joder! ¿¡Es que en esta casa no se puede tener un buen día y ser amable!? ¡En cuanto intento poner una puta sonrisa en mi cara ya estáis todos mirándome mal, pero claro no pongas cara de amargada porque empiezan a criticarte! ¿¡qué coño tengo que hacer en esta casa para que me miréis normal!? – grité levantándome cabrada de la mesa.
-Ves, eso ya es más tu estilo – contestó tranquilamente como si la cosa no fuera con él
-Gilipollas – susurré y me dirigí a la puerta dispuesta a subir a mi habitación
-¿No desayunas? – preguntó alzando la voz para asegurarse de que le había oído
-¡No me da la gana!

Subí a mi habitación, cogí el abrigo y la mochila y volví a entrar en la cocina.

-Bueno, ¿nos vamos?
-Si ya voy – me contestó con una sonrisa

Tras unos segundos de espera nos pusimos en marcha hacia el instituto, tenía ganas de encontrarme con el imbécil de Alex y poder desahogarme con él.
Después de unos largos minutos silenciosos hasta llegar al instituto cruzamos la gran puerta de entrada de la que iba a ser mi nueva cárcel, recorrimos los pasillos hasta que llegamos a la taquilla de Lucas en la que se despidió de mi con un “nos vemos en clase, no hagas nada malo” quién se creía ¿mi madre?
Seguí caminando hasta que me choqué con alguien y afortunadamente no me caí al suelo.

-¡Anda!, pero si es Cris, hola preciosa
-¡Anda!, pero si es Alex, hola imbécil – contesté con una sonrisa fingida.
-¿Soñaste conmigo anoche?
-Si – sonreí mientras me dirigía hacia mi taquilla, seguido por mi perrito faldero.
-¿En serio? ¿Un sueño guarro? Si quieres lo ponemos en práctica – preguntó apoyándose en su brazo al lado de mi taquilla, mientras yo sacaba mis libros.
-No, en realidad el sueño empezaba con que te daba una patada en los huevos y luego te ahogaba en el río… si quieres los ponemos en práctica – cerré mi taquilla y me fui de allí.

Sonó el timbre y entré en el aula correspondiente, me senté al lado de Lucas. Estaba pensando en algún tema de conversación que pudiera hablar con él pero enseguida llegó una profesora con cara de imbécil que tras mirar con cara de asco a todos los alumnos se sentó en su silla con aires de superioridad.

-Menuda gilipollas – susurré a lo que Lucas sonrió tímidamente
-Buenos días alumnos, hoy en la clase de matemáticas vamos a hab… - se detuvo en cuanto mis ojos se cruzaron con los suyos - ¿Y usted quién es señorita?
-Soy Crsitina, Cristina García – dije alzando la voz para que pudiera oírme.
-¿Es usted nueva?
-No, me he colado en su clase por gusto – contesté con una sonrisa consiguiendo que mis compañeros comenzaran a reírse, incluido Lucas de esbozó una pequeña sonrisa.
-Muy bien señorita – dijo empezando a cabrearse. - ¿le gustan las matemáticas?
-No, la verdad es que no
-¿Por qué? Son muy interesantes, se lo puedo asegurar
-¿Puedo preguntarle algo? ¿hay alguna asignatura que no le gustara en sus tiempos jóvenes?
-La historia no era de mi agrado, sinceramente
-¿Por qué? La historia es muy interesante se lo puedo asegurar – contesté imitando su voz de pito

La clase comenzó a reír de nuevo, ella se sonrojó y puso cara de enfado, pero decidió ignorarme y comenzar con la clase.

-No deberías hacer eso – susurró mi compañero de mesa
-Es una vieja bruja
-No la conoces – me replicó
-Pero se lo veo en la cara
-Te ha perdonado por ser el primer día, no te acostumbres a hacer eso – dijo Lucas con tono autoritario
-¿Qué eres mi madre? En serio chico, deberías vivir un poco más la vida, eres aburrido de cojones.

Y así acabo nuestra conversación en las siguientes tres horas, una vez sonó ese sonido chirriante que anunciaba el recreo, todo el mundo se levanto arrastrando las sillas y haciendo el mayor ruido posible y se dirigió hacia el patio. Miré a Lucas recogiendo las cosas y decidí esperarle, una vez acabó, y sin dirigirme la palabra, se dirigió al lugar en el que pasamos el tiempo la última vez. Se sentó en el césped y comenzó a mordisquear la verde manzana que sujetaba con la mano. Me senté a su lado y le observé comer hasta que me aburrí.

-¿Me das un poquito?
-No
-Vamos, tengo hambre y no tengo dinero… solo un mordisquito.
-Te he dicho que no Cris.

Como veía que no tenía posibilidades de que él me la diera por las buenas opté por quitársela yo misma y robarle un bocado.

-Está muy rica – soltó un suspiro - ¿estás enfadado? - pregunté devolviéndole la manzana
-No
-¿Y por qué tienes esa cara?
-Es mi cara
-¿Por qué estás serio todo el tiempo? – pregunté como la típica niña pequeña que te hace un cuestionario de tu vida en tan solo un minuto.
-No tengo motivos para sonreir – contestó mirando al horizonte
-Bueno… estoy aquí contigo, eso es un motivo, no todo el mundo tiene el privilegio de pasar el tiempo conmigo – contesté sonriente, rodeándole el brazo y apoyando mi cabeza en su hombro. Conseguí sacarle una pequeña sonrisa.

El timbre sonó de nuevo y nos encaminamos hacia nuestra clase para pasar las tres horas siguientes que nos quedaban todavía. En la última hora, tutoría, la joven profesora entró medio corriendo en la clase y casi sin poder respirar comenzó a hablar.

-Bien chicos, hoy os voy a cambiar de sitio – dijo, todo el mundo comenzó a abuchear a la pobre chica – está claro que no fue buena idea dejaros que os pusierais donde queríais puesto que mucho profesores se han quejado del comportamiento de alguno de vosotros, y no quiero mirar a nadie… exacto David, esto va por ti – comentó consiguiendo una carcajada por parte de sus alumnos – por lo tanto vamos a empezar con los cambios.

En ese momento desconecté, me fastidiaba no poder estar con Lucas y me daba bastante igual con quién me pusieran.

-Cristina Garcia… ¿Cristina? – al ver que no contestaba Lucas me dio un codazo
-Si, aquí – dije elevando mi brazo
-Tú eres la chica nueva ¿verdad? – preguntó sonriente
-Si, soy yo
-Tu vas con… Alex

Genial, si ya era bastante malo estar en una cárcel estudiando, ahora tendría que aguantar al imbécil también… estupendo. Se acercó sonriente con la mochila en su espalda, Lucas le cedió el sitio y Alex se sentó a mi lado.

-¿Qué tal preciosa? Ya verás que bien nos lo pasamos los dos juntitos – dijo comenzando a deslizar su mano por la parte interior de mi muslo.
-Yo que tú quitaba esa mano, si no quieres que te corte los huevos – contesté sin tan siquiera mirarle a la cara.

No volvió a decir nada más en toda la clase. En cuanto sonó esa preciosa melodía que anunciaba el final del día lectivo me levante rápidamente y me acerqué al pupitre de Lucas, a su lado estaba sentado uno de los esclavos… perdón, amigos de Alex, que me miraba de arriba a bajo con cara de baboso

-¿Y tú que coño miras anormal? ¿Nos vamos? – no dejé contestar a ninguno de los dos puesto que cogí del brazo a Lucas y me lo llevé de allí.

Salimos por la puerta del instituto y pude sentirme libre otra vez. Caminamos desganados hasta llegar a casa, Lucas abrió la puerta y como todo un caballero me dejó pasar a mi primero. Subí a mi habitación, me cambié de ropa y entré en la cocina dispuesta a saciar ese hambre que tenía desde esta mañana.

-¿Qué hay para comer? – preguntó Lucas entrando por la cocina.
-Puré, de algo… verde – contesté poniendo cara de asco
-¿Quieres una pizza? – ni siquiera esperó a mi contestación, cogió el teléfono y comenzó a llamar
-¿El niño bueno no se va a comer la comidita de mamá? ¡Que rebelde!

No me contestó, siguió hablando con el pizzero, colgó y se puso a ver la televisión, yo no tenía nada que hacer así que me senté a su lado en el sofá esperando a que llegara nuestra comida. Una media hora después el timbre sonó, Lucas se levantó y tras unos segundos apareció en el salón con una caja de pizzas.

-Solo he pedido una, espero que sea suficiente.

No contesté, a estas horas siempre me entraba sueño, y con sueño nunca me apetece hablar, ni hacer nada. Comimos en silencio y una vez acabada la pizza subimos cada uno a nuestra habitación, abrí mi mochila y vi en la agenda lo que tenía que hacer para mañana, no me apetecían hacer los deberes, pero me había convertido en la Nueva Cris, así que abrí el libro de matemáticas, la única tarea que tenía para el siguiente día, y comencé a leer el ejercicio. No entendía nada ¿por qué se empeñan en juntar números y letras? Me enfadé y salí de mi habitación con mi libro en la mano, entré en la habitación de Lucas sin tan siquiera llamar.

-¿Me explicas esto? – pregunté acercándome a su escritorio
-Podrías llamar a la puerta
-No, no podría ¿me explicas esto?
-Ven aquí – me animó para acercarme – pero nada de juegos Cris, en serio, concéntrate en esto, por favor.

Decidí hacerle caso y concentrarme, pero no pude, me quedé completamente embobada mirándole. Esto era imposible, nunca me había quedado embobada mirando a un chico, nunca había intentado cambiar por alguien, nunca el comentario de alguien me había afectado, ¿qué me pasaba con Lucas? Le conocía desde hacía menos de una semana y ya había hecho por él algo que nunca había hecho por nadie, yo no creía en el amor a primera vista, ese amor es solo físico, estaba claro que el físico de Lucas me gustaba, era un chico normalito, pero… ¿amor? No, eso es imposible.

-¿Lo has entendido Cris?
-Si, si, gracias – dije cogiendo rápidamente mis cosas y saliendo de su habitación.

Entré en la mía y me tumbé en la cama a descansar, no había terminado los deberes, pero ya me daba igual. Mis ojos comenzaron a cerrarse, pero en cuanto iba a conseguir dormirme la puerta y la voz de mi madre se escucharon por toda la casa. Bajé las escaleras y le di un beso a mi madre y Derek.

-¿Me ayudas a preparar la cena, cielo?
-Claro

Comenzamos a cocinar entre sonrisas y carcajadas que Derek, sentado en la mesa, conseguía sacarnos. Terminamos y Lucas bajó a cenar. Hablamos animadamente durante la cena y una vez acabé subí a mi cuarto, me puse el pijama, y me dejé llevar al mundo de los sueños

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Pueeeeees aquí os dejo el capítulo 6, he decidido hacerlo de los días enteros, por eso he puesto la fecha :) y así los hago más largos
Pues nada lo de siempre que muchichichisimas gracias por leer y comentar, se agradece MUCHO :) 
Espero que os guste este capítulo, que me comenteis aunque sea un simple "hola" y aunque lo hagais en anónimo :D 

  Os dejo mi twitter, por si me quereis insultar si no os a gustado el capitulo xD ok, no :) @ForeverYoung_R
Y que muchos muchos muchos besos a todas!!!
Raquel xx


domingo, 12 de agosto de 2012

Capítulo 5

Anteriormente en Isn´t she lovely? :
Comencé otra vez con las caricias en su cuello, seguidas por las mejillas, Lucas me estaba mirando a los ojos intensamente, me acerqué lentamente a él, yo sería quien le diera su primer beso, me lo había propuesto y lo iba a conseguir, rocé mis labios con los suyos en una pequeña caricia, ambos cerramos los ojos, estábamos a centímetros de besarnos, cuando...

-¡Cris!¡Lucas!¡Bajad!



Abrimos los ojos estrepitosamente, los ojos de Lucas reflejaban sorpresa y miedo al mismo tiempo, nos separamos rápidamente y como si nada hubiera pasado bajamos intentando ocultar nuestros nervios, Lucas me seguía por las escaleras y vi a mi madre con dos hombre altos y musculosos, firmando unos papeles.

-Cris, ya están aquí las cosas que te faltaban, enseguida meterán las cajas y cuando quieras colocas las cosas en tu cuarto, ¿vale, cielo?
-Vale -dije intentando calmarme un poco
-¿Qué tal la tarde chicos? - preguntó mientras besaba la sonrojada mejilla de Lucas.

Lucas no abrió la boca, agachó la cabeza avergonzado y se sonrojó, a lo que mi madre respondió frunciendo el entrecejo y preguntándome con la mirada qué le pasaba.

-Bien... le he ayudado con los deberes ¿verdad, Lucas? - pregunté alzando un poco la voz, a ver si así Lucas conseguía reaccionar.
-¿Tú con los deberes? - preguntó mi madre desconcertada - ¿Qué está pasando aquí Cristina?
-Ya te lo he dicho, le estaba ayudando con los deberes, eso es todo
-¿Lucas? - cuestionó dirigiendo su mirada hacia al avergonzado chico - ¿Es eso verdad?
-Si... - consiguió responder tras unos segundos de silencio - si, me ha estado ayudando un poco.
-Voy a hacer la cena entonces - dijo dirigiéndose hacia la cocina.
-Espera, espera, espera - la paré ofendida - ¿Osea, a mi no me crees y a él si? Pero ¿esto qué es? Es muy injusto
-Claro que si, Cris, claro que si... - dijo mi madre dándome la razón para que me callara, se giró y se dirigió hacia la cocina.

Yo me limité a subir las escaleras, bufando, mientras murmuraba cosas intangibles. Giré mi cabeza una vez llegué al final de la escalera y vi a un cabizbajo chico que me seguía avergonzado.

-¿Y a ti qué coño te pasa?
-¿Cómo que qué me pasa? Que casi me pillan besando a mi hermanastra, eso pasa - dijo susurrando.
-Anda, pero si te hubiera encantado haberme besado.
-Vete a la mierda Cris

Paso por mi lado golpeando su hombro con el mio, entró en su habitación y cerró de un portazo. Creo que esta vez la había cagado, y la verdad es que creo que este chico me gustaba, de haber sido otra persona le habría metido una hostia por haberse atrevido a golpear mi hombro, pero Lucas me caía bien, pero eso no quiere decir que no vaya a jugar con él como con el resto, ante todo igualdad.
Dejé mis reflexiones para otro momento y entré en mi habitación, la vi completamente vacía, y no porque no hubiera muebles, si no vacía de personalidad. le hacía falta cuadros y fotos... muchas fotos, entonces me acordé de que todas mis cosas estaban en el salón así que salí de mi habitación y corrí escaleras abajo, entré en el salón y allí encontré todas mis cosas, la verdad es que no eran muchas pero con esas me valía, intenté coger una caja, pero no pude, intenté coger otra y tampoco, pesaban demasiado para mis débiles brazos por lo que entré en la cocina esperando encontrar a Derek, y efectivamente ahí estaba, leyendo el periódico.

-Hola - saludé poniendo una sonrisa angelical
-¿Qué quieres? - preguntó mi madre
-¿Por qué voy a querer algo?
-Tú nunca sonríes de esa manera a no ser que quieras algo, lo hacías mucho de pequeña
-Joder... pues si que me conoces... el caso es que quería pedirle ayuda a Derek - en cuanto dije su nombre él levantó la cabeza dirigiéndome una mirada interrogativa
-¿Para qué? - preguntó mi madre de una manera borde
-Para que me suba las cajas, yo sola no puedo
-Cris, tienes que aprender a valerte por ti misma.
-No, tranquila, si eso ya lo aprendido estos últimos años, cuando decidiste largarte y no volver - contesté con una sonrisa burlesca, por su cara pude descifrar que le había dolido, dirigió su vista hacia la carne que estaba cocinando y no volvió a dirigirme la palabra
-Claro, te ayudaré - contestó Derek con una sonrisa en la cara, como siempre.

Me dirigí hacia el salón, otra vez seguida de Derek, en cuanto entré pude ver cómo Derek cogía una caja y sin decir nada la subía hasta mi habitación, el hombre no era muy hablador, eso está claro, hizo lo mismo con el resto de mis pertenencias y cuando acabó me dirigió una sonrisa y se dirigió de nuevo a la cocina, al menos no me ha pedido que se lo agradezca, me estaba empezando a caer bien.
Subí de nuevo las escaleras y entré a mi cuarto, comencé a abrir las cajas y a colocar todas mis cosas, hasta que encontré mis fotos, todas eran de antes de la separación de mis padres, eran las únicas que  merecían la pena guardar ya que en ese momento tenía las mejores amigas y pertenecía a una verdadera familia.

-¡Cris! ¡Lucas! ¡A cenar! - resonó la voz de mi madre por toda la casa

Acabé de colocar las fotos en un enorme corcho que se encontraba al lado del escritorio y bajé a cenar, en el mismo momento en el que entré en la cocina me topé con los ojos de Lucas, estaba enfadado conmigo, y no me extraña, al fin y al cabo había estado jugando con él toda la tarde... y lo que le quedaba...

-Venga, vamos a cenar ya, que tengo hambre - protestó mi madre cuando me senté

La cena no fue tan incómoda como me la esperaba, estuvimos hablando... bueno, más bien Derek y mi madre, Lucas y yo nos mantuvimos en silencio toda la cena excepto por algunos breves y simples comentarios o las contestaciones a preguntas que Derek o mamá nos hacían.
Después de la cena el matrimonio se dirigió hacia el salón a ver la tele y Lucas y yo subimos camino a nuestras habitaciones.

-Hey, espera - dije cogiéndole la mano una vez llegamos a la puerta de su habitación
-¿Qué? - contestó bruscamente sin ni si quiera mirarme a la cara.
-Oye, que tampoco ha sido para tanto - contesté enfadada yo también obligándole a mirarme
-¿Crees que no ha sido para tanto? Cris, has estado jugando conmigo toda la puta tarde
-Bueno... jugar, jugar, tampoco solo ha sido un tonto acercamiento...
-Ya, pues no vuelvas a hacerlo, somos hermanos y nos acabamos de conocer
-¡Bueno! - grité empezando a enfadarme de verdad - que yo tampoco te he obligado a nada anormal, tu también has puesto de tu parte ¡y no somos hermanos!
-Lo que tú digas Cris - dijo soltándose de mi agarre y abriendo la puerta de su habitación - como sigas alejando a toda la gente de tu alrededor te vas a quedar sola, tú verás lo que haces. - susurró y cerró de un portazo

Vale, eso había dolido

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Hola, holita, caracolita. Ante todo muchisimas gracias a tod@s, porque ya he sobrepasado las 100 visitas y aunque sois pocas las que comentais, pues se agradece :)
Siento publicar tan tarde siempre, pero es que soy muy vaga... muy, muy vaga, y siempre estoy "venga, hoy escribo" pero o se me olvida o no tengo ganas...
Y también siento que sea tan aburrido, pero es que tienen que pasar unos cuantos capítulos aburridos, ni si quiera sé cuántos, para que llegue lo emocionante (o al menos a mi me parece emocionante) pero así vais conociendo un poco más cómo es Cris y cómo es Lucas del que me declaro perdidamente enamorada, por cierto, me encanta esos tipos de chicos, así timidos, callados, tiernos BUENOOOOO que me voy del tema, pues eso que espero que os guste el capítulo, y la historia en general aaaahhhhhh!!!!! y que siento, también, tardar tanto en comentar o incluso no comentar, pero mi ordenar vuelve a ir otra vez mal y es un suplicio comentar, tardo cómo 5 minutos o más y me desespero, pero leer os leo, eso ni lo dudeis!!! 
Me acabo de dar cuenta que estoy escribiendo un testamento xD bueno, ya paro
Pues eso que gracias, que me dejeis un comentario aunque sea chiquitito chiquitito y que me sigais en twitáh 

@ForeverYoung_R

Bye!


martes, 31 de julio de 2012

Capitulo 4

Subí por las escaleras y entré a mi cuarto. Me senté en mi cama, no tenía nada que hacer, miré a mi alrededor, vi mi maleta tirada en el suelo debajo de una pila de ropa, daba una mala imagen a la habitación, así que me levanté de la cama dispuesta a ordenar mi ropa y meterla en el armario, cuando escuche una preciosa melodía dentro de la casa, era una guitarra acompañada por una preciosa voz masculina, tenía que ser Lucas, estaba segura, por lo que me levanté y me dirigí hacia su habitación. Abrí la puerta cautelosamente y me lo encontré tirado en la cama, con los ojos cerrados y expresión tranquila, con una guitarra en sus manos, en cuanto se dio cuenta de que había entrado en su habitación me miró con expresión interrogativa.

-Tocas la guitarra...
-Si...

Genial, silencio incómodo, de los que a mi me gustan - ironicé en mis pensamientos.

-¿Me enseñas? - pregunté inocentemente
-Ni de coña - me contestó sonriendo, lo que hizo que me enfadara
-¿Por qué? ¡vamos, enséñame!
-No me puedes obligar a hacerlo
-¡Si puedo!
-No puedes, eres una niña malcriada que siempre ha conseguido lo que quería, pero no vas a conseguir esto
-¡Que me enseñes! - dije dando una pequeña patada en el suelo y cruzándome de brazos como una niña pequeña.
-¿Qué tienes, cinco años?
-Cuatro - contesté sonriendo y sentándome en la cama con él.
-Pues la niña de cuatro años no va a conseguir una clase de guitarra.
-¿Pero por qué no? - pregunté acercándome más a él, iba a conseguir que me ensañara a tocar costara lo que costase.
-Porque no, Cris - contestó un poco incómodo - porque eres muy borde
-Bueno... así soy yo - dije acariciándole el pelo - ¿Tienes novia? - pregunté cambiando de tema bruscamente, Lucas era un hombre, me sería fácil convencerle de lo que fuera, pero si tenía novia prefería no meterme.
-No... - susurró
-¿Cuántas has tenido? - le interrogué mientras seguía paseando mi mano por su sedoso pelo y me acercaba todavía más a él.
-Ninguna
-¿Ninguna? - pregunté alzando mi voz - ¿entonces nunca has dado tu primer beso? - negó con la cabeza avergonzado, se estaba empezando a poner colorado, lo que hacía que fuera aún más tierno y apetecible. - entonces ya de sexo ni hablamos ¿no? - dije riendo - bueno... eso podemos arreglarlo ¿no crees?

Me acerqué lentamente a él mirándole a los ojos mientras posaba mi mano en su pecho, junté nuestras narices, y subí mi mano hacia su cuello, el que empecé a acariciar lentamente, acerqué nuestros labios, mordí el mío y cerré los ojos dispuesta a besar a Lucas, pero él puso su mano en mi cuello y me apartó delicadamente de él.

-Está bien, te daré las estúpidas clases de guitarra, y que quede claro que daré mi primer beso, cuando yo quiera.
-Vamos, no me digas que no has estado a punto de perder el control y besarme
-Por supuesto que no, lo tenía todo bajo control
-¿En serio? - le pregunté divertida mientras me acercaba lentamente a él, otra vez
-Para... - dijo con voz cansina
-Bueno, vale - contesté alejándome y levantándome de la cama, hice una vista general de la habitación y me dispuse a abrir su armario que estaba al lado de la cama, un poco separado de esta, pero una mano me detuvo.

-No seas tan cotilla - susurró Lucas detrás de mi.
-Vale, vale... - contesté apartándome del armario y dirigiéndome al escritorio, comencé a mirar entre los papeles que había
-Cris - dijo en tono de advertencia
-Vale, que pesado eres, bueno... ¿qué hacemos esta tarde?
-Yo deberes, tú no sé
-Oh, vamos, ¿me vas a dejar sola por hacer los deberes?
-Si - contestó rápidamente mientras se sentaba en la silla del escritorio dispuesto a hacer los deberes.
-Ah, pero que va en serio - no me contestó - Pues vale, te ayudaré con tus deberes
-¿Tú?
-Si, yo ¿algún problema? - contesté saliendo de la habitación, cogí la silla de mi cuarto y volví a entrar en el de Lucas, coloqué mi silla a su lado y vi lo que estaba haciendo... matemáticas... genial, lo que peor se me daba - No me gustan las matemáticas, ¿puedes empezar por otra cosa?
-No - contestó bruscamente
-Joder, luego soy yo la borde... pues muy bien, hagamos matemáticas.

Me junté más a él y empecé ha acariciarle el pelo de nuevo a lo que Lucas contestó sonrojándose, estar en esta casa sería divertido, de eso no tenía duda. Comencé a bajar mis caricias por su mejillas, en la que deposite un pequeño beso, bajé hasta su cuello y seguí acariciándolo suavemente, deslicé mis manos por sus hombros.

-Para ya - susurró
-No estoy haciendo nada malo - contesté sonriente
-Me estás poniendo nervioso
-¿Yo? ¿a ti? Pues no lo había notado - mentí, por supuesto que sabía que con un solo toque le ponía nervioso. - No sé por qué te pones nervioso, solo te estoy acariciando.

Comencé otra vez con las caricias en su cuello, seguidas por las mejillas, Lucas me estaba mirando a los ojos intensamente, me acerqué lentamente a él, yo sería quien le diera su primer beso, me lo había propuesto y lo iba a conseguir, rocé mis labios con los suyos en una pequeña caricia, ambos cerramos los ojos, estábamos a centímetros de besarnos, cuando...

-¡Cris!¡Lucas!¡Bajad!

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Holis!!! Primero de todo, quería dar las gracias a todas aquellas que me leéis, aunque seáis pocas, a las que comentáis, en serio muchichichisimas gracias de verdad significa mucho para mi :D y sí Cris es un poco hija puta, pero como siempre es chico malo con chica tímida, pues quería cambiar un poco eso :) pues era solo eso xD Adiooooooos

jueves, 26 de julio de 2012

Capítulo 3


-Vamos, dormilona – oi cómo susurraban en mi oido – vamos Cris levanta
-Joder – murmuré
-¡Qué te he dicho de las palabrotas en esta casa! – dijo gritando – vístete, baja a desayunar y vete con Lucas al instituto. – y se fue dando un portazo

No sé qué tenía en contra esta mujer con las palabrotas, no era para tanto.
Me levanté a regañadientes cogí lo primero que vi de ropa en mi maleta y entré en el baño dispuesta a darme una ducha. Ni siquiera sabía qué hora era, o si me daba tiempo a darme una ducha o no, pero me daba bastante igual llegar tarde a clase… no sería nada nuevo.
Después de mi ducha más o menos relajante, bajé por las escaleras y entré a la cocina, allí me encontré a mi nueva familia comiendo en una pequeña mesa que se encontraba en el centro de la habitación, hablando tranquilamente, o al menos mi madre y Derek, porque Lucas estaba callado mirando a su desayuno.

-Buenos días… ya veo que os va lo de comer juntitos, tipo familia feliz… que bien… - ironicé
-Anda, siéntate y desayuna, que vais a llegar tarde a clase, nosotros nos vamos.

Mi madre se acercó, me dio un beso en la mejilla, otro a Lucas y desapareció por la puerta junto con Derek, yo me limité a sentarme con una magdalena en mi mano esperando a que Lucas dijera algo, pero solo abrió la boca diez minutos más tarde para decirme que teníamos que irnos o llegaríamos tarde.
Me levanté cogí mi mochila y salimos de casa. Como de costumbre Lucas no abrió la boca en todo el trayecto, se limitaba a meter sus manos en los bolsillos de su pantalón y  andar con la cabeza gacha, me sacaba de quicio.
Llegamos en seguida al instituto, bastante grande por cierto, y entramos encontrándonos con un enorme pasillo lleno de taquillas y de personas.
Estaba alucinando con lo grande que era, cuando de repente un chico alto y musculoso se acercó a Lucas y de un empujón le tiró al suelo. Y fue en ese momento cuando lo entendí.

-No me jodas… - susurré – No me jodas que eres el pringao del instituto, ¡joder! ¡No me jodas! ¿¡Pero por qué me tiene que pasar todo a mí!? – dije muy alterada yendo hacía secretaría y dejando en el suelo a Lucas.

Una vez pedí el horario me fui hacía mi clase, nada más entrar todos los ojos de posaron en mi, vi a Lucas y me acerqué lentamente a él, todo el mundo seguía mirándome, me estaban hartando.

-¿Queréis una foto o qué? ¡Joder, menuda panda de anormales! – dije gritando

Una vez llegué al lado de Lucas, tiré mi mochila a la mesa de al lado.

-¿Está ocupado? – pregunté bruscamente.

No esperé respuesta y me senté, y después de tres horas interminables llegó el recreo, Lucas se levantó y sin decirme nada se fue, este chico es tonto – pensé
Recogí rápidamente y me fui tras él. Después de recorrer los pasillos y gran parte del patio se dirigió hacia la parte trasera del instituto dónde había césped y árboles, se sentó y yo le imité.

-¿Pero a ti qué coño te pasa? No conozco a nadie ¿me ibas a dejar sola?
-Mejor que estar con el pringao del instituto ¿no?
-Oh… el niñito se ha ofendido, y que quede claro que si estoy contigo, es porque no conozco a nadie, métetelo en esa cabecita.

Tenía la sensación de que había sido demasiado borde con él… pero bueno, así soy yo.
El resto del recreo nos lo pasamos en silencio hasta que la campana sonó y subimos de nuevo a clase.
Acabé harta de tantas matemáticas y tanta economía, en cuanto anunciaron el final de clase recogí mis cosas y le dije a Lucas que me esperara a la salida que quería decorar un poco mi taquilla. Caminé lentamente hacia esta y tras pelearme con la cerradura conseguí abrirla y comencé a pegar fotos de gente famosa, ya que no tenía fotos con las supuestas amigas que tenía en Madrid.
Estaba concentrada en mi tarea cuando de pronto se cerró mi taquilla de un portazo, me giré lentamente, para ver quién había sido el gilipollas que había cerrado mi taquilla, y me encontré con el mismo imbécil que había empujado a Lucas esa misma mañana, el típico guapo musculitos que se creía un Dios del Olimpo. No quería meterme en problemas tan pronto, y sabía que si me quedaba allí los tendría, así que sin decir nada me giré e intenté irme, pero el musculitos se puso delante de mi impidiendo que pudiera caminar.

-Tú debes ser la chica nueva – dijo con una sonrisa sexy.
-La chica nueva tiene un nombre
-¿Y cuál es?
-Mi nombre es Atiqueteimporta, pero me llaman apartatedemicamino – le contesté sonriente.
-Venga preciosa dime tu nombre…
-Cristina – quería acabar con esto cuanto antes e irme de aquí.
-¿Puedo llamarte Cris?
-No, tú no
-Pues yo soy Alex… y quédate bien con este nombre porque en unos días, cuando estés en mi cama, justo debajo de mí, es lo que no podrá parar de gritar. – dijo con una sonrisa de chulería e insuficiencia en su rostro.
-Claro que sí, campeón – le contesté dándole un pequeño puñetazo en hombro y me largué de allí.

Menudo gilipollas, lo llevaba claro si pensaba que me iba a costar con él, si claro…
Salí por la puerta del instituto y busqué a Lucas con la mirada, le ví sentado en un banco mirando detalladamente a un grupo de chicas que hablaban animadamente, sigilosamente me senté a su lado.

-¿Cuál es?
-¿Perdona?
-La que te gusta, ¿cuál es?
-No me gusta
-¿La morena? ¿la rubia? ¿O la otra morena más alta? – pregunté ignorando su anterior comentario.
-La rubia – confesó al fin – pero nunca va a querer nada conmigo
-¿No me digas que estas enamorado de la típica chica popular que solo se acuesta con el capitán del equipo de fútbol?
-Si… - susurró
-¡Joder! Esto es cómo la típica película americana – dije riéndome.
-¿Por cierto dónde estabas?
-Estaba hablando con tu amiguito
-¿Amiguito?
-El gilipollas que te empujó
-Alex…
-Ese mismo, el muy tonto se cree que se va a acostar comigo – comencé a reírme sonoramente mientras veía cómo Alex se encontraba con las chicas, tras unos segundos hablando giró su cabeza de un lado a otro buscando algo hasta que se encontró con mi mirada, me sonrió y me señaló diciéndole algo a las chicas.

-Vámonos – dijo Lucas nerviosamente levantándose del banco.
-Si hombre, el espectáculo solo acaba de comenzar, siéntate y disfruta – dije tirándole del brazo para que se volviera a sentar
-Cris… por favor – me dijo suplicando con la mirada
-Está bien – suspiré pesadamente y comenzamos a andar escuchando como Alex repetía mi nombre esperando que parase de andar, por supuesto le ignoré.

Ni una palabra en los diez minutos que llevábamos de camino, estaba cansada de ir siempre en silencio, por lo que opté por empezar yo la conversación.

-¿Me presentarás algún día a tus amigos?
-Claro – otro silencio de cinco minutos
-No me lo pones fácil…
-¿Perdona?
-Que no me lo pones fácil, el tener una conversación contigo, me refiero, la verdad es que me caes bien, y créeme viniendo de mi eso es un privilegio – dije sonriendo.
-¿Echas de menos a tus amigas?
-¿Qué amigas?
-Las de Madrid
-La verdad es que no… ni siquiera me despedí de ellas
-¿Por qué?
-Bueno… no es fácil de explicar
-Querías mantener una conversación ¿no? – asentí – pues cuéntamelo, o al menos inténtalo.
-Vale… cuando estaba en el colegio, en primaria, tenía muy buenas amigas, éramos las mejores amigas, pero cuando mis padres se separaron, las cosas cambiaron, me distancié de ellas y más tarde mi padre me cambió de instituto, y no volví a saber de ellas… y en cuanto amigas del instituto, nunca tuve, conocí a un grupo de chicas que más o menos aguantaba y me servían para salir de fiesta, pero nunca las consideré mis amigas… y esta es mi historia.
-Vaya… ¿por qué te alejaste de tu amigas del colegio?
-La verdad es que las que se alejaron fueron ellas – admití – y no las culpo, me volví insoportable, era mala con todo es mundo y tenía una actitud muy mala…
-Vamos, como ahora ¿no?
-Ja,ja – ironicé – no te cojas tantas confianzas conmigo, chaval.

Por fin llegamos a casa, Lucas abrió la puerta y el silencio reinaba en el lugar.

-Están trabajando todavía, vendrán por la noche.
-¿Estarán para cenar?
-No
-¿Estás todas las tardes solo?
-Si
-¿Y no te molesta?
-No
-¿Sabes lo que más me molesta a mi? – pregunté mientras dejaba la mochila en el suelo del salón – Que solo me contestes con monosílabos.

Él rió y subió por las escaleras, supongo que a su habitación, mientras a mi se me quedaba grabada esa preciosa risa que había escuchado por primera vez

martes, 24 de julio de 2012

Capítulo 2

Abrió lentamente la puerta de la casa, y entró, yo la seguí con miedo, no sabía qué iba a encontrarme, ¿y si Derek era el típico padrastro gilipollas que te hace la vida imposible? Borré ese pensamiento se mi cabeza, bastante tenía ya como para añadirme otro problema más.

-El resto de tus cosas las traerán en unos días ¿vale, cielo? - preguntó mi madre sacándome de mis pensamientos - los chicos deben estar arriba, quédate aquí,  voy a avisarles.


Dicho esto desapareció escaleras arriba. Avancé un poco más, a la derecha había una puerta, la abrí decidida, era el salón, a la derecha se encontraba la televisión, enfrente de esta, una pequeña mesa rodeada de un sofá y un par de sillones, en frente se encontraba una estantería repletas de libros y a mi izquierda una mesa rodeada de seis sillas, cerré la puerta silenciosamente y abrí la que se encontraba a mi izquierda... la cocina. Nada interesante - pensé.
Oí cómo unos pasos se acercaban escaleras abajo y vi a mi madre con dos hombres.

-Cris, este es Derek

Me fijé en él, era más alto que mi madre, una estatura media, unas pequeñas canas asomaban por su cabello negro, un poco barrigudo y con una sonrisa enorme decorando su rostro, parecía majo.

-Encantado Cristina - dijo tendiendo su mano hacia mi.
-Cris - dije bruscamente si darle la mano, a lo que él acabó apartándola y borrando su sonrisa.
-Y este de aquí es Lucas.

Giré mi cabeza hasta encontrarme con su rostro, me fije en sus ojos marrones, muy oscuros, su pelo era castaño y estaba completamente revuelto, era delgado pero con un poco de musculo, el chaval no era nada del otro mundo, su cara era completamente neutra, aunque parecía un poco tímido.

-Lucas... - comenzó a hablar mi madre - porque no la acompañas a su habitación.
-Claro - susurró, y se fue por las escaleras, yo simplemente le seguí.

Una vez acabadas las escaleras, recorrimos un pasillo pasamos dos puertas y Lucas abrió una de ella. Me dejó pasar y se fue sin decir nada, no le di importancia.
Entré, a mi derecha había una cama, más grande que la que yo tenía en mi antigua casa, esta era de matrimonio, en frente me encontré con un escritorio, al lado de este había un gran ventanal que daba a una pequeña terraza, justamente a mi izquierda había una puerta, lo que supuse que sería en baño, y al lado de esta un armario. Me acerqué al precioso mueble blanco y lo abrí, allí encontré un espejo pegado en la puerta. Un chica se reflejaba en él, era bajita, con el pelo negro carbón, unas pequeñas pecas se extendían por su cara, herencia de su madre, nariz pequeña y respingona, unos grandes ojos grises con un toque de azul, labios carnosos y con un toque rojizo, estaba vestida con unos pantalones cortos, "demasiado cortos" decía su padre, una camiseta con escote y unas sandalias, tenía que reconocer que estos últimos años había cambiado mucho, y no solo físicamente si no psicologicamente, ya no tenía esa sonrisa que siempre ocupaba su rostro y tampoco esa actitud dulce con todo el mundo. Unos golpes en la puerta llamaron mi atención.

-¿Qué quieres?

Mi madre suspiró pesadamente.

-Te hemos matriculado en el mismo instituto que tu hermano - Bufé - ¿qué pasa ahora?
-Primero, ese no es mi hermano, segundo no quiero ir al instituto, se supone que tengo que tener unos días por la muerte de mi padre ¿no?
-Si, pero llevas dos semanas sin ir al instituto, y es tu último año, tienes que ir Cris.
-¡Joder! - exclamé.
-¡Esas palabras no se dicen en esta casa Cristina! - gritó enfadada
-Vale, vale, pero no te me alteres - dije vacilandola, mi madre optó por ignorarme
-Por cierto, baja, Lucas y tú os vais a dar una vuelta.
-Pero, yo flipo, ¿también vas a decir cuándo y con quién salgo?
-Si, así que baja ahora mismo

Bajé a regañadientes, acababa de llegar y no quería dar problemas... ya los daría más adelante.
Una vez bajé las escaleras me encontré con esos ojos tímidos que enseguida se apartaron y se dirigieron al suelo.

-Venga, vayámonos - dije saliendo por la puerta, supuse que Lucas me seguía, tampoco me importaba


Comencé a andar sin saber a donde iba, al fin y al cabo no conocía este pueblo, en seguida noté cómo Lucas se ponía a mi lado, le miré de reojo y ví como metía las manos en su bolsillo y agachaba la cabeza mirando al suelo.


-Bueno, no me vas a ar conversación ¿o qué? - no me contestó - ¡Chico! ¡qué te estoy hablando! - dije parándome en mitad de la calle
-¿Fue duro perder a tu padre? - preguntó susurrando
-¿Pero tu eres gilipollas? - me estaba enfadando, y mucho.
-¿Por qué?
-¿Por qué? ¿estás de coña? ¿lo único que se te ocurre de tema de conversación es la muerte de mi padre?
-Lo siento... - y por primera vez en toda nuestra "conversación" me miró a los ojos, estaba arrepentido
-Venga, sigamos - me sentía mal por haberle gritado, parecía un cachorrito perdido pidiendo ayuda

Comenzamos a andar otra vez, estuvimos bastante tiempo con nuestra caminata, hasta que me cansé y me senté en un banco, Lucas se sentó a mi lado en seguida.

-¿Qué haces para divertirte aquí? ¿Hay discotecas? - comencé a preguntar
-No...
-¿Haceis botellones?
-No lo sé
-¿Cómo que no lo sabes?
-Es que no tengo amigos aquí, viven en otro pueblo
-¿Por qué no te llevas bien con la gente de aquí?
-No lo sé - me contestó agachando la cabeza con cara triste

Tras unos minutos de silencio incómodo me levanté y me dirigí a casa, ya había anochecido y no tenía hambre así que en cuanto abrí la puerta de la casa, subí a mi habitación y me tumbé en la cama a dormir. Y mañana empiezo el instituto... que bien.