Anteriormente en Isn´t she lovely? :
-Lo que tú digas Cris - dijo soltándose de mi
agarre y abriendo la puerta de su habitación - como sigas alejando a toda la
gente de tu alrededor te vas a quedar sola, tú verás lo que haces. - susurró y
cerró de un portazo
Vale, eso había dolido
Viernes 9 - Noviembre
Entré en mi habitación, el
comentario de Lucas me había llegado, ¿y
si tenía razón y me quedaba sola para siempre? ¿Y si con mi mala actitud
alejaba a todos los que quería? ¿Y si me volvía una de esas señoras mayores que
viven con cientos de gatos porque no tienen a nadie que realmente les quiera? Millones de preguntas pasaban por
mi mente mientras mi espalda se deslizaba a lo largo de la puerta hasta quedarme
sentada. Nunca antes un comentario me había dejado tan dolida, a mí nunca me
afectaba nada, nunca antes me había hundido por el comentario de alguien, hasta
ahora.
Me levanté pesadamente del
suelo y anduve lentamente hasta encontrarme con el armario, sin ni siquiera
encender la luz busqué mi pijama y me lo puse. Me tumbé en la cama. Esto nunca hubiera pasado si mi padre
estuviera aquí, nunca hubiera tenido la oportunidad de quedarme sola porque mi
padre siempre estaría a mi lado, pasara lo que pasase. Y con una pequeña lágrima
rodando delicadamente por mi mejilla conseguí quedarme dormida. Lo había
decidido, a partir de ahora sería la nueva Cris, al menos con las personas que
verdaderamente me importaban.
La luz del sol rozaba mi
rostro mientras la dichosa alarma del reloj penetraba por mis oídos enfadándome
desde primera hora de la mañana. Me giré y sin abrir los ojos tanteé la mesilla
hasta dar con él, lo apagué y volví a dormirme.
-¡Cris! ¡Levántate ahora
mismo! – gritó mi madre desde la planta de abajo.
Me levanté de la cama bufando
y entré en la ducha para poder despejarme y poder aguantar el día de mierda que
me esperaba. El agua fría recorría mi rostro, bajaba por mi pecho y resbalaba
hasta llegar a mis piernas, estábamos en noviembre pero yo necesitaba agua fría
para poder sentirme viva.
Salí de la ducha enrollándome
una toalla en mi cuerpo y otra en el pelo intentando que se sacara lo
suficiente para no tener que llevarlo húmedo por la calle. Entré en mi habitación
y abrí el armario esperando encontrar
algo que ponerme fácilmente, me decanté por unos pantalones vaqueros pitillos,
mis botas marrones y una sudadera, una vez vestida y peinada bajé a la cocina
para desayunar.
-¡Buenos días! – grité demasiado
efusiva al pasar por la puerta de la cocina
Mis ojos se encontraron con
la mirada interrogativa de Lucas que enseguida se posó de nuevo en su desayuno,
Derek me miraba con una sonrisa y mi madre con una ceja alzada.
-¿A qué viene tanta alegría
por la mañana? – preguntó mi madre
-¿Qué pasa? ¿Que no puedo
estar a alegre? – contesté en un tono borde. – Me he levantado de buen humor,
eso es todo - contesté con una sonrisa forzada al acodarme de que ahora era “La
nueva Cris”
-Me parece perfecto – añadió mi
madre con una sonrisa en la cara levantándose y recogiendo lo que había
manchado en el desayuno – nosotros nos vamos ya.
-Que tengáis un buen día
chicos – dijo Derek siguiendo a mi madre hacia la puerta.
Unos segundos después de oyó
el ruido de la puerta al cerrarse. Cogí unos cereales y me los serví con un
poco de leche ante la atenta mirada de Lucas.
-Quería pedirte disculpas –
dije sentándome a su lado y mirándole a los ojos – no debí jugar contigo de esa
forma… lo siento, de verdad
-¿Qué te pasa?
-¿Cómo que qué me pasa? No me
pasa nada – contesté sonriendo
-Son las siete y media de la
mañana y has sonreído, por no hablar de que me has pedidos disculpas, o te pasa
algo o quieres algo
-Ya estamos ¡joder! ¿¡Es que
en esta casa no se puede tener un buen día y ser amable!? ¡En cuanto intento
poner una puta sonrisa en mi cara ya estáis todos mirándome mal, pero claro no
pongas cara de amargada porque empiezan a criticarte! ¿¡qué coño tengo que
hacer en esta casa para que me miréis normal!? – grité levantándome cabrada de
la mesa.
-Ves, eso ya es más tu estilo
– contestó tranquilamente como si la cosa no fuera con él
-Gilipollas – susurré y me
dirigí a la puerta dispuesta a subir a mi habitación
-¿No desayunas? – preguntó alzando
la voz para asegurarse de que le había oído
-¡No me da la gana!
Subí a mi habitación, cogí el
abrigo y la mochila y volví a entrar en la cocina.
-Bueno, ¿nos vamos?
-Si ya voy – me contestó con
una sonrisa
Tras unos segundos de espera
nos pusimos en marcha hacia el instituto, tenía ganas de encontrarme con el imbécil
de Alex y poder desahogarme con él.
Después de unos largos
minutos silenciosos hasta llegar al instituto cruzamos la gran puerta de
entrada de la que iba a ser mi nueva cárcel, recorrimos los pasillos hasta que
llegamos a la taquilla de Lucas en la que se despidió de mi con un “nos vemos
en clase, no hagas nada malo” quién se creía ¿mi madre?
Seguí caminando hasta que me
choqué con alguien y afortunadamente no me caí al suelo.
-¡Anda!, pero si es Cris,
hola preciosa
-¡Anda!, pero si es Alex,
hola imbécil – contesté con una sonrisa fingida.
-¿Soñaste conmigo anoche?
-Si – sonreí mientras me
dirigía hacia mi taquilla, seguido por mi perrito faldero.
-¿En serio? ¿Un sueño guarro?
Si quieres lo ponemos en práctica – preguntó apoyándose en su brazo al lado de
mi taquilla, mientras yo sacaba mis libros.
-No, en realidad el sueño
empezaba con que te daba una patada en los huevos y luego te ahogaba en el río…
si quieres los ponemos en práctica – cerré mi taquilla y me fui de allí.
Sonó el timbre y entré en el
aula correspondiente, me senté al lado de Lucas. Estaba pensando en algún tema
de conversación que pudiera hablar con él pero enseguida llegó una profesora
con cara de imbécil que tras mirar con cara de asco a todos los alumnos se sentó
en su silla con aires de superioridad.
-Menuda gilipollas – susurré a
lo que Lucas sonrió tímidamente
-Buenos días alumnos, hoy en
la clase de matemáticas vamos a hab… - se detuvo en cuanto mis ojos se cruzaron
con los suyos - ¿Y usted quién es señorita?
-Soy Crsitina, Cristina García
– dije alzando la voz para que pudiera oírme.
-¿Es usted nueva?
-No, me he colado en su clase
por gusto – contesté con una sonrisa consiguiendo que mis compañeros comenzaran
a reírse, incluido Lucas de esbozó una pequeña sonrisa.
-Muy bien señorita – dijo empezando
a cabrearse. - ¿le gustan las matemáticas?
-No, la verdad es que no
-¿Por qué? Son muy
interesantes, se lo puedo asegurar
-¿Puedo preguntarle algo? ¿hay
alguna asignatura que no le gustara en sus tiempos jóvenes?
-La historia no era de mi
agrado, sinceramente
-¿Por qué? La historia es muy
interesante se lo puedo asegurar – contesté imitando su voz de pito
La clase comenzó a reír de
nuevo, ella se sonrojó y puso cara de enfado, pero decidió ignorarme y comenzar
con la clase.
-No deberías hacer eso –
susurró mi compañero de mesa
-Es una vieja bruja
-No la conoces – me replicó
-Pero se lo veo en la cara
-Te ha perdonado por ser el
primer día, no te acostumbres a hacer eso – dijo Lucas con tono autoritario
-¿Qué eres mi madre? En serio
chico, deberías vivir un poco más la vida, eres aburrido de cojones.
Y así acabo nuestra
conversación en las siguientes tres horas, una vez sonó ese sonido chirriante
que anunciaba el recreo, todo el mundo se levanto arrastrando las sillas y
haciendo el mayor ruido posible y se dirigió hacia el patio. Miré a Lucas
recogiendo las cosas y decidí esperarle, una vez acabó, y sin dirigirme la
palabra, se dirigió al lugar en el que pasamos el tiempo la última vez. Se sentó
en el césped y comenzó a mordisquear la verde manzana que sujetaba con la mano.
Me senté a su lado y le observé comer hasta que me aburrí.
-¿Me das un poquito?
-No
-Vamos, tengo hambre y no
tengo dinero… solo un mordisquito.
-Te he dicho que no Cris.
Como veía que no tenía
posibilidades de que él me la diera por las buenas opté por quitársela yo misma
y robarle un bocado.
-Está muy rica – soltó un
suspiro - ¿estás enfadado? - pregunté devolviéndole la manzana
-No
-¿Y por qué tienes esa cara?
-Es mi cara
-¿Por qué estás serio todo el
tiempo? – pregunté como la típica niña pequeña que te hace un cuestionario de
tu vida en tan solo un minuto.
-No tengo motivos para
sonreir – contestó mirando al horizonte
-Bueno… estoy aquí contigo,
eso es un motivo, no todo el mundo tiene el privilegio de pasar el tiempo
conmigo – contesté sonriente, rodeándole el brazo y apoyando mi cabeza en su
hombro. Conseguí sacarle una pequeña sonrisa.
El timbre sonó de nuevo y nos
encaminamos hacia nuestra clase para pasar las tres horas siguientes que nos
quedaban todavía. En la última hora, tutoría, la joven profesora entró medio
corriendo en la clase y casi sin poder respirar comenzó a hablar.
-Bien chicos, hoy os voy a
cambiar de sitio – dijo, todo el mundo comenzó a abuchear a la pobre chica –
está claro que no fue buena idea dejaros que os pusierais donde queríais puesto
que mucho profesores se han quejado del comportamiento de alguno de vosotros, y
no quiero mirar a nadie… exacto David, esto va por ti – comentó consiguiendo
una carcajada por parte de sus alumnos – por lo tanto vamos a empezar con los
cambios.
En ese momento desconecté, me
fastidiaba no poder estar con Lucas y me daba bastante igual con quién me
pusieran.
-Cristina Garcia… ¿Cristina? –
al ver que no contestaba Lucas me dio un codazo
-Si, aquí – dije elevando mi
brazo
-Tú eres la chica nueva ¿verdad?
– preguntó sonriente
-Si, soy yo
-Tu vas con… Alex
Genial, si ya era bastante
malo estar en una cárcel estudiando, ahora tendría que aguantar al imbécil
también… estupendo. Se acercó sonriente con la mochila en su espalda, Lucas le
cedió el sitio y Alex se sentó a mi lado.
-¿Qué tal preciosa? Ya verás
que bien nos lo pasamos los dos juntitos – dijo comenzando a deslizar su mano
por la parte interior de mi muslo.
-Yo que tú quitaba esa mano,
si no quieres que te corte los huevos – contesté sin tan siquiera mirarle a la
cara.
No volvió a decir nada más en
toda la clase. En cuanto sonó esa preciosa melodía que anunciaba el final del día
lectivo me levante rápidamente y me acerqué al pupitre de Lucas, a su lado
estaba sentado uno de los esclavos… perdón, amigos de Alex, que me miraba de
arriba a bajo con cara de baboso
-¿Y tú que coño miras
anormal? ¿Nos vamos? – no dejé contestar a ninguno de los dos puesto que cogí
del brazo a Lucas y me lo llevé de allí.
Salimos por la puerta del instituto
y pude sentirme libre otra vez. Caminamos desganados hasta llegar a casa, Lucas
abrió la puerta y como todo un caballero me dejó pasar a mi primero. Subí a mi
habitación, me cambié de ropa y entré en la cocina dispuesta a saciar ese
hambre que tenía desde esta mañana.
-¿Qué hay para comer? – preguntó
Lucas entrando por la cocina.
-Puré, de algo… verde –
contesté poniendo cara de asco
-¿Quieres una pizza? – ni siquiera
esperó a mi contestación, cogió el teléfono y comenzó a llamar
-¿El niño bueno no se va a
comer la comidita de mamá? ¡Que rebelde!
No me contestó, siguió
hablando con el pizzero, colgó y se puso a ver la televisión, yo no tenía nada que
hacer así que me senté a su lado en el sofá esperando a que llegara nuestra
comida. Una media hora después el timbre sonó, Lucas se levantó y tras unos
segundos apareció en el salón con una caja de pizzas.
-Solo he pedido una, espero
que sea suficiente.
No contesté, a estas horas
siempre me entraba sueño, y con sueño nunca me apetece hablar, ni hacer nada. Comimos
en silencio y una vez acabada la pizza subimos cada uno a nuestra habitación, abrí
mi mochila y vi en la agenda lo que tenía que hacer para mañana, no me apetecían
hacer los deberes, pero me había convertido en la Nueva Cris, así que abrí el
libro de matemáticas, la única tarea que tenía para el siguiente día, y comencé
a leer el ejercicio. No entendía nada ¿por qué se empeñan en juntar números y
letras? Me enfadé y salí de mi habitación con mi libro en la mano, entré en la
habitación de Lucas sin tan siquiera llamar.
-¿Me explicas esto? – pregunté
acercándome a su escritorio
-Podrías llamar a la puerta
-No, no podría ¿me explicas
esto?
-Ven aquí – me animó para
acercarme – pero nada de juegos Cris, en serio, concéntrate en esto, por favor.
Decidí hacerle caso y
concentrarme, pero no pude, me quedé completamente embobada mirándole. Esto era
imposible, nunca me había quedado embobada mirando a un chico, nunca había
intentado cambiar por alguien, nunca el comentario de alguien me había
afectado, ¿qué me pasaba con Lucas? Le conocía desde hacía menos de una semana
y ya había hecho por él algo que nunca había hecho por nadie, yo no creía en el
amor a primera vista, ese amor es solo físico, estaba claro que el físico de
Lucas me gustaba, era un chico normalito, pero… ¿amor? No, eso es imposible.
-¿Lo has entendido Cris?
-Si, si, gracias – dije cogiendo
rápidamente mis cosas y saliendo de su habitación.
Entré en la mía y me tumbé en
la cama a descansar, no había terminado los deberes, pero ya me daba igual. Mis
ojos comenzaron a cerrarse, pero en cuanto iba a conseguir dormirme la puerta y
la voz de mi madre se escucharon por toda la casa. Bajé las escaleras y le di
un beso a mi madre y Derek.
-¿Me ayudas a preparar la
cena, cielo?
-Claro
Comenzamos a cocinar entre
sonrisas y carcajadas que Derek, sentado en la mesa, conseguía sacarnos. Terminamos
y Lucas bajó a cenar. Hablamos animadamente durante la cena y una vez acabé subí
a mi cuarto, me puse el pijama, y me dejé llevar al mundo de los sueños
----------------------------------------------------------
Pueeeeees aquí os dejo el capítulo 6, he decidido hacerlo de los días enteros, por eso he puesto la fecha :) y así los hago más largos
Pues nada lo de siempre que muchichichisimas gracias por leer y comentar, se agradece MUCHO :)
Espero que os guste este capítulo, que me comenteis aunque sea un simple "hola" y aunque lo hagais en anónimo :D
Os dejo mi twitter, por si me quereis insultar si no os a gustado el capitulo xD ok, no :) @ForeverYoung_R
Y que muchos muchos muchos besos a todas!!!
Raquel xx